El desarrollo de las tecnologías y las redes sociales han beneficiado a millones de personas alrededor de todo el mundo y también en Chile. Esto se puede ver cuando ocurren desastres naturales, la información que se otorga y la ayuda que se solicita llega de forma inmediata. Ejemplo de esto se pudo ver en los incendios ocurridos el año 2017 en nuestro país. La enorme recolección de ropa, materiales y alimentos no perecibles fue posible en gran medida gracias al uso de redes sociales.
La información y el conocimiento sobre diferentes temas ya no es privilegio de unos pocos, y el acceso a noticias es de forma rápida y simple. Sin embargo, han nacido nuevas formas de transmitir información que tienen por objetivo desinformar o manipular la opinión social, a estas se les denomina Fake News.
Si bien, esta distorsión de la realidad afecta en muchas áreas, dentro del ámbito científico es crucial informar de manera objetiva y real. La revista Science publicó a principios de marzo una investigación de Soroush Vosoughi, Deb Roy y Sinan Aral, sobre difusión de las noticias en la plataforma de Twitter, titulado “La difusión de noticias verdaderas y falsas en línea”. Este estudio confirmó algo que ya está pasando dentro de las plataformas de internet. Las noticias falsas se difunden de manera rápida y profunda, no solo en materia de ciencia o tecnología, sino que en todas las áreas de la información. “Cuando estimamos un modelo de la probabilidad de retweeting, encontramos que las falsedades tenían un 70% más de probabilidad de ser retweeteadas que la verdad”, explican los investigadores. Para entender un poco más la plataforma de Twitter, el retweeting se refiere a cuando alguna publicación hecha por algún usuario dentro de su perfil es compartida por otro usuario al cual le pareció interesante de compartir, sea cual sea el motivo.
El estudio realizado por científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés), rastreó 126.000 noticias tuiteadas por 3 millones de personas aproximadamente, entre el 2006 y el 2017. Estas noticias se clasificaron en verdaderas o falsas gracias a la información de seis organizaciones independientes.
El docente de la Universidad Austral de Chile, Pablo Villarroel, Doctor en Comunicación e Investigador en Comunicación Social de la Ciencia, comentó que las Fake News no afectan de manera directa a la ciencia, sino más bien a la percepción o información que tienen las personas sobre algún tema científico en particular. “El público no tiene como discriminar, solo va discriminar a partir del conocimiento de fondo que tiene respecto al tema en particular que trate la Fake News”.
Para explicar este fenómeno los investigadores buscaron soluciones alternativas, como por ejemplo las características del usuario que compartió la noticia falsa. Se pensaba que tendría mayor cantidad de seguidores o que seguiría a más personas, sin embargo, los resultados mostraban todo lo contrario. Otra de las opciones que se planteó es la singularidad de la noticia falsa, es decir que la hace más atractiva ante los usuarios. “Encontramos que los rumores falsos eran significativamente más novedosos que la verdad en todas las métricas de la novedad, que muestran una singularidad de información significativamente mayor”, además agregan que las historias falsas compartidas inspiraban sorpresa y disgusto, en tanto las verdaderas expresaban tristeza, anticipación, alegría y confianza.
“Aquellos que les interesa de verdad la ciencia buscarán más información, sin embargo, habrá muchos casos en los que no van a distinguir si es verdadero o falso, y llevarán esta información a otro lugar u otras personas, y ahí es donde es importante el efecto de la noticia falsa, ya que podría convertirse en algo más colectivo, por ende, muchas personas estarían desinformadas sobre este tema”, explicó Pablo Villarroel. Además, agregó que en una investigación llamada “Comprensión pública de la ciencia en Chile: adaptación de instrumentos y medición”, realizada por él y otros investigadores, se llegó a la conclusión de que dependiendo de su género, nivel socioeconómico, grupo etario y nivel de educación varía mucho sobre quienes podrían o no caer en alguna Fake News. “Un 13,1% del público investigado son quienes buscan más información sobre cualquier noticia científica que sea de su interés. Es decir, estos tienen más posibilidades de separar lo que es falso y verdadero”.
Es una realidad que el internet, y de forma más cercana, las redes sociales ayudan de manera significativa a la divulgación científica. Otorgan de forma rápida la información a la ciudadanía. Sin embargo, es importante combatir el fenómeno de las Fake News y como plantean los científicos “Comprender cómo se difunden las noticias falsas es el primer paso para contenerlo, esperamos que nuestro trabajo inspire más investigaciones a gran escala sobre las causas y consecuencias de la difusión de noticias falsas, así como sus curas potenciales” concluyó la investigación.